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PROBLEMAS DE SUEÑO EN NIÑOS


PROBLEMAS DE SUEÑO EN NIÑOS


Las consecuencias de dormir menos de lo debido durante la infancia pueden ser dramáticas y duraderas;por lo cual se demostrará en este artículo cuales son las guías para que los padres detecten este problema, a fin de ser consultado con un pediatra, y encontrar el mejor tratamiento posible para dar solución. Conocer la amplia gama de patrones normales del sueño en los niños no es fácil, pero daremos unos conceptos generales que serán de mucha utilidad.


El sueño durante el primer año de vida. 


Los recién nacidos pueden dormir de 16 a 20 horas al día repartidas en períodos de sueño de 1 a 4 horas y de vigilia de 1 a 2 horas. Si bien un micro-despertar al término de cada ciclo es normal, estos no son verdaderos despertares. Muchos padres, sin embargo, confunden esta conducta con uno verdadero y aunque la mayoría de los recién nacidos se vuelve a dormir inmediatamente, algunos padres levantan de inmediato al bebé y provocan un despertar verdadero. Además de estas activaciones normales, los recién nacidos poseen el sueño REM (llamado también sueño activo en el periodo neonatal) que se asocia con movimientos como sonreír, fruncir el ceño, succionar y sacudir las extremidades. Debido a que el sueño REM puede ocupar hasta el 50% del tiempo de sueño de los recién nacidos, los padres pueden creer erróneamente que su bebé nunca logra un sueño reparador.


El sueño de los 2 a 4 meses de vida.


Éste es un momento de enorme maduración en el sueño de un bebé. A los 2 meses, los bebés ya comenzaron a distinguir entre el día y la noche. A los 4 meses, comienzan cuatro etapas diferenciadas del sueño no REM y muchos bebés empiezan a dormir toda la noche. No obstante, muchos necesitan algunos meses más para alcanzar este hito. 

Muchos padres presumen de manera equivocada que introducir alimentos semisólidos crea la capacidad de dormir toda la noche; es más probable que los cambios en la fisiología del sueño creen esa capacidad. Los padres no deben introducir estos alimentos demasiado pronto con la esperanza de que el bebé duerma toda la noche. En este periodo de edad el sueño es normalmente de 14 horas.


El sueño de los 4 a 12 meses de vida.


El resto del primer año de vida es un tiempo de maduración física y social que tiene un impacto enorme sobre el sueño del bebé. La comprensión y las expectativas de los padres, así como el conjunto de sus respuestas, afectan la evolución de los hábitos de sueño. Al año deben dormir de 13 a 14 horas, con la mayor parte del 
sueño por la noche y aproximadamente dos siestas diarias que van de 30 minutos a 2 horas y media. 

No es necesario alimentarlo por la noche después de los 6 meses. En este período, todavía se producen micro-despertares nocturnos normalmente durante los ciclos del sueño, que son cada 90 a 120 minutos. Los bebés deben tener la capacidad de tranquilizarse a sí mismos cuando se despiertan y volver a dormir de inmediato. Se estima que el 25 a 50% de los niños de 6 a 12 meses tienen despertares nocturnos problemáticos y alrededor del 50% tienen dificultades para comenzar a dormir o para calmarse a sí mismos a los 12 meses. Las actividades motoras más evidentes que pueden interrumpir el sueño son darle vuelta y pararse. Al término del primer año la angustia por la separación o el deseo del bebé de continuar interactuando pueden ser una complicación para hacerlo dormir.

TRASTORNOS DEL SUEÑO MÁS FRECUENTES


Trastorno de asociación en la instauración del sueño.

La angustia de separación puede ser un factor en el trastorno de asociación en la instauración del sueño. Muchos bebés asocian ciertas situaciones u objetos con dormir. Por ejemplo, un bebé se puede dormir en brazos de su madre o cuando le frotan la espalda o con alguna luz en la habitación. Si este “requisito” especial está ausente durante los micro- despertares o despertares posteriores, el bebé quizás no se pueda volver a dormir, aun si se trata de uno de los micro-despertares nocturnos normales. 


A menudo, la presencia física de uno de los padres está asociada al inicio del sueño, lo que puede llevar a diferentes situaciones insatisfactorias, tales como que el bebé llore hasta que la madre vuelva o que nunca deje que la madre se vaya de la habitación sin llorar, que la madre comience a dormir en la habitación del bebé o que el bebé necesite dormirse en la cama de los padres. Por lo anterior es importante en los primeros meses de la vida poner al bebé en la cama adormilado, pero despierto. Aún cuando los padres hagan lo correcto, los bebés a menudo lloran a la hora de acostarse, y los desafían. 

De los 6 a los 8 meses son una buena edad para comenzar a educar para que duerman o dejar que llore. Se debe tener paciencia y coherencia mientras los bebés atraviesan la etapa de la resistencia al acostarse. Los bebés aprenden muy rápidamente a controlar una situación mediante el llanto, se debe ser persistentes en la educación.


Pesadillas y terrores nocturnos.


Los despertares nocturnos son frecuentes incluso en niños que ya caminan y niños de corta edad. A los 3 años, se estima que uno de cada cinco niños tiene despertares nocturnos problemáticos. Cuando llegan a los 4 años, las causas de estos despertares problemáticos aumentan y las pesadillas y los terrores adquieren 
más importancia. Puede ser difícil distinguirlos, porque ambos se manifiestan como un despertar, a menudo dramático, con signos y conductas de miedo intenso. Si su hijo, presenta esta alteración, debe consultar a su médico pediatra; pero el manejo inicial en casa es reconfortar al niño y darle seguridad en esos momentos. Asegúrese de que el lugar en el que el niño duerme es seguro en caso de que se levante y deambule por el cuarto. Deben tratar de asegurarse que el niño no se lastime y finalmente guiarlo de vuelta a la cama. En general, los padres también deben garantizar una buena higiene del sueño y un ambiente apropiado para dormir. Una mala higiene del sueño sería: consumir cafeína en las últimas horas del día, ver películas de terror cerca de la hora de acostarse, hablar por teléfono demasiado tarde por la noche, uso excesivo de computador o equipos electrónicos durante el día (tablet ́ s, videojuegos, etc.).  El manejo de las pesadillas varía con la edad. Los niños más pequeños y mayores necesitan que los consuelen y tranquilicen.


Síndrome de Apnea obstructiva del sueño.


El SAOS (Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño) es la dificultad para respirar y dormir al mismo tiempo. Los síntomas que los padres observan son los ronquidos, pausas en la respiración (Apneas), micro-despertares, y el sueño intranquilo, las posiciones raras para dormir y la respiración por la boca. Otra manifestación, es un niño con retraso en su peso y talla, orinarse en la cama en la noche (Enuresis) y somnolencia diurna; también pueden parecer problemas en la conducta del niño o trastornos en el rendimiento escolar. Todo lo anterior está ocasionado por una mala oxigenación del cerebro durante la noche. Si su hijo presenta estos síntomas debe consultar a su pediatra, para investigar la causa del trastorno y su tratamiento.

Entre las causas más importantes está la alergia con obstrucción de la cávea aérea superior, hipertrofia de amígdalas o adenoides, anomalías craneofaciales, trastornos neuromusculares que producen vías áreas superiores hipotónicas y la obesidad.


Sueño en la adolescencia.


Es muy probable que la mayoría de adolescentes no duerman las 9 horas que se recomiendan. Es fácil atribuir el sueño insuficiente al hábito de hablar por teléfono, chatear en exceso, mirar televisión, usar el computador y videojuegos principalmente en horarios nocturnos. A menudo estas actividades influyen, pero no debemos ser tan simplistas, puesto que pueden existir algunos trastornos que deben tratarse.

Los adolescentes pueden sufrir del síndrome de Apnea obstructiva del sueño, síndrome de las piernas inquietas: trastorno caracterizado por sensaciones incómodas en las piernas y hasta en los brazos que pueden producir la necesidad de mover los miembros, la narcolepsia: que se caracteriza por una excesiva somnolencia diurna y una alteración en el sueño nocturno, el síndrome del retraso de la fase del sueño: es otra entidad frecuente en el adolescente, que es una alteración en el ritmo circadiano, que produce un desplazamiento en los horarios del sueño, vigilia hacia horas de sueño y un despertar también más tardío. Si percibe un trastorno en el ritmo del sueño de su hijo adolescente, es mejor consultar a su pediatra, ya que estas alteraciones son difíciles de descubrir, y en muchas ocasiones son erróneamente atribuidas a problemas psicosociales como la renuencia a ir al colegio, depresión o ansiedad.

Conclusión.


Los trastornos del sueño son muy frecuentes en los niños. Muchos, no duermen la cantidad de horas recomendadas por diversos motivos conductuales, psicosociales u orgánicos. El sueño alterado o insuficiente puede llevar a deficiencias neurocognitivas, problemas de conducta y escaso rendimiento escolar. 

Es importante que los padres conozcan y se sensibilicen de la existencia de trastornos del sueño en los niños, y que muchos de ellos requieren tratamiento para evitar problemas crónicos, como el mal rendimiento escolar, detención en peso, talla y muchos otros.


Somos conscientes de lo importante que es la salud de tu hijo, desde el momento en que nace. Por eso, en Harker Centro Pediátrico, te acompañamos desde el día uno brindando un servicio integral y la atención médica que merece tu familia.




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