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PROBIÓTICOS UNA BARRERA PROTECTORA PARA NUESTRO CUERPO


PROBIÓTICOS E INMUNIDAD UNA BARRERA PROTECTORA DE NUESTRO CUERPO.

Sabemos de la existencia de los probióticos desde hace más de un siglo, pero es en La última década que sobreviene una explosión en la investigación científica que ha roto la frontera de este nuevo descubrimiento.

Está científicamente aceptado que entregar una “cantidad adecuada” de las cepas probióticas, es decir, bacterias vivas que contribuyen al desarrollo de la flora intestinal y potencian el sistema inmunológico, genera diferentes beneficios para la salud del individuo a nivel gastrointestinal, sistema inmune, en el cerebro y el sistema genitourinario.

¿CÓMO ACTÚAN LOS PROBIÓTICOS?

El tubo digestivo es la parte del cuerpo que aloja la mayor cantidad de células del sistema inmune (70%), encargado de ser la barrera de defensa para el organismo. Sin embargo, tiene contacto directo con el medio exterior cuando ingresan agentes externos “extraños” a través de los alimentos que consumimos, y estos pueden llegar a ser nocivos para el organismo. Es allí donde los probióticos (microorganismos naturales que provienen de los alimentos) van a desempeñar en el intestino, actividades que mejoran la salud por sus características:

  1. Los probióticos compiten con bacterias nocivas por los nutrientes, ayudando a erradicarlas del cuerpo.
  2. Producen sustancias específicas que vuelven la luz del intestino ácida y la convierten en un mecanismo de defensa de las bacterias patógenas que entran al cuerpo cuando el niño consume alimentos contaminados o se lleva las manos sucias a la boca.
  3. Activan células de defensa para conservar los niveles adecuados de las sustancias necesarias en el intestino de los niños y así mantener un óptimo nivel de defensas en este órgano.

Son los estudios científicos internacionales, aceptados por diferentes institutos de investigación avalados, los que a través de guías internacionales definen el tipo de probiótico a usar para cierta dolencia o para la búsqueda de acciones de prevención. Es por ello muy importante identificar y preguntar al especialista (en lo posible) cuál es el producto ideal según las condiciones de enfermedad que se pretenden aliviar o incluso, si se desea prevenir la aparición de enfermedades.

Una de las cepas probióticas más estudiada es la cepa GG del probiótico Lactobacillus Rhamnosus, esta cepa en la cantidad adecuada ha demostrado beneficios en la disminución, frecuencia, severidad e incluso el riesgo de hospitalización de la infección respiratoria alta, lo que beneficia a nuestro paciente pediátrico al controlar y prevenir la carga de enfermedad de mayor aparición en la infancia.

Otro ejemplo es el de la cepa Bl04 del Bifidubacterium Lactis, la cual tiene acciones similares y su combinación potencia el refuerzo del sistema inmune del niño con los beneficios anotados. Por esto, los estudios indican también que estas cepas pueden ayudar en el control o mitigación de alergias en la piel (eccema) y alergias respiratorias de pacientes alérgicos.

En la actualidad, todo producto desarrollado con probióticos debe contener también prebióticos, los cuales son el alimento de los probióticos y contribuyen a que permanezcan más tiempo en el tubo digestivo para favorecer su actividad.

Por todo esto, los probióticos se han convertido en una herramienta eficaz, muy natural y fácil de utilizar para mejorar condiciones de salud en todas las edades, de allí que cada vez se estudien y descubran más beneficios que a futuro podrán ser aplicados en neuroinflamación, alzhéimer, embarazo y distintas condiciones de salud.

Referencias: Revista Harker Edición Especial, Enero 2022.


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