Como parte de la dieta infantil y adulta es inevitable no pensar en el huevo, su rico valor proteico lo hace uno de los elementos más importante a la hora servir un plato, además es perfecto para un desayuno, en una ensalada, para el almuerzo o en un sándwich de atún para la cena. Resultan fáciles de preparar, combinar y consumir, además es un ingrediente casi indispensable a la hora de pensar en un postre. Habitualmente se consume el huevo de gallina, pero también se pueden los de pata, codorniz y avestruz. Todos están compuestos por tres partes: la clara, la yema y la cáscara, la única no comestible.

Es un alimento bajo en calorías, pero con alto valor nutritivo, contiene complejo B, vitaminas B1, B3, B12, ácido fólico y biotina. Todos estos aminoácidos se relacionan con la función cerebral y energética. Además, contiene selenio, zinc, fósforo y hierro. La mayoría de los nutrientes del huevo están presentes de una forma que los hace fácilmente aprovechables para el cuerpo humano, para gozar de todos sus beneficios, debe estar cocinado a tal punto que la clara esté coagulada, además esto facilita la digestión, libera algunas vitaminas, minerales y destruye ciertos organismos contaminantes. En adultos mayores, es una excelente alternativa, no solo porque reduce la pérdida de masa muscular, sino también por su poder antioxidante para prevenir o retardar enfermedades de tipo degenerativas. En embarazadas y niños es igualmente esencial, gracias a su aporte de colina, que es clave para procesos metabólicos, de crecimiento y desarrollo. 

Es importante tener en cuenta que cada pediatra debe recomendar la edad a la cual debe ser integrado el huevo a la dieta infantil, es recomendable empezar a proporcionar al niño solamente la yema y bien cocida justo antes de los 12 meses, dado a un componente alergénico llamado albúmina que se encuentra en la clara, es por eso que lo más seguro es proporcionar el huevo completo después del año de edad. Sin embargo, no todos los niños presentan esta alergia, y los que lo hacen terminan superándola a los 3 o 4 años, eso dependerá del organismo de cada uno.

En la niñez, los niños necesitan tener una dieta basada en elevadas cantidades de nutrientes, ya que es la etapa más importante del desarrollo, además necesitan proteínas, hidratos de carbono y grasas; por esto el huevo es muy importante en la alimentación infantil. Este componente aporta entre el 10 y el 20 % de las ingestas diarias recomendadas de un gran número de vitaminas y minerales.

La proteína que aporta el huevo es una de las de más alta calidad, su perfil lipídico y de aminoácidos es probablemente el más equilibrado dentro de los alimentos de origen animal.

Los huevos son clasificados en diferentes tipos según su frescura, tamaño y calidad, también por color que solo difiere en la raza de la gallina, pero el valor nutricional es exactamente el mismo. Por ser un alimento tan delicado y apetecido, la Unión Europea y el Instituto de Estudios del Huevo, se han encargado de hacer algunas recomendaciones para el mejoramiento de su consumo.

• Es importante que tengan su cáscara intacta, ya que si está rota es posible que sea portador de gérmenes patógenos como la salmonela que principalmente afectan el tracto gastrointestinal.
• Son mucho más confiables los huevos marcados, puesto que así puedes conocer su procedencia.
• En los puntos de venta no deben estar refrigerados, puesto que se deben evitar los cambios bruscos de temperatura que debilitan su capa protectora.
• En el hogar los huevos es mejor mantenerlos en la nevera y tener en cuenta cuantos días llevan en ella.
  
  

Referencias Revista Harker edición 2 página 53