En el siglo anterior, tanto en el mundo como en Colombia se presentó un gran desarrollo en la educación de los niños, aumentando de forma significativa el conocimiento y experimentando una importante disminución del analfabetismo a nivel global. Estos procesos educativos se continúan mejorando en su calidad y ampliando a zonas más remotas tanto en Colombia y el mundo.
El reto para el siglo actual es que estos profundos conocimientos que adquieren los niños en nuestro país, estén alineados con la INTELIGENCIA EMOCIONAL, término que es relativamente nuevo y que se popularizó durante los años 90 gracias al psicólogo Daniel Goleman. La inteligencia emocional es la capacidad o conjunto de herramientas que posee un niño para controlar sus sentimientos o emociones y a su vez entender las de los demás. La inteligencia emocional está directamente relacionada con cómo actúa un niño ante ciertos eventos o como se desenvuelve con las emociones de otros niños.
En la medida en que nosotros como padres de familia enseñemos a nuestros hijos a aprender de cada una de ellas, les permitirá a sus hijos que socialicen de una mejor forma y se relacionen con respeto y comprensión. Si nuestros hijos desarrollan las capacidades para entender y controlar en forma positiva estos cinco pilares de la inteligencia emocional, les ayudará a una mejor aplicación de los conocimientos científicos y académicos que han aprendido en sus distintos procesos educativos como escuelas, cursos, grupos de estudio y otros.
Desde hace algunos años, las emociones se han convertido en un factor determinante para el desarrollo de los niños. La inteligencia emocional no solo les permite expresa como se sienten, también es una vía directa para establecer mejores relaciones sociales que les ayudaran a desenvolverse con éxito en todos los aspectos de su vida.
La inteligencia emocional en niños, se ha convertido en el centro de atención para mejorar los entornos educativos y familiares, dando un giro completo a la manera en que los niños perciben el aprendizaje, ya que ha sido muy bien demostrado que este proceso se encuentra vinculado directamente con la forma en que proyectan sus emociones. El autor Will Glennon(1957) en su libro, la INTELIGENCIA EMOCIONAL DE LOS NIÑOS, define la educación emocional como ese proceso en el que el menor aprende a identificar sus emociones y utilizarlas a su favor. En la vida práctica, su hijo encontrará en sus emociones un apoyo para comunicarse y relacionarse efectivamente con las personas que le rodeen, y de esta forma obtener mejores resultados en sus diferentes de aprendizaje.
Quiero hacer énfasis que si bien es cierto que la inteligencia emocional puede estructurarse en cualquier momento de la vida, aun siendo adultos; el mejor momento para hacerlo en la primera infancia, ya que los niños poseen una mayor plasticidad cerebral, por lo cual su capacidad de absorción de conocimientos no solo es mayor, sino de mejor permanencia, ya que están en una etapa en la cual todo aquello que aprenden es mucho más significativo en sus vidas. Lo cual repercute tanto en el desarrollo cognitivo como en el afectivo y social.
Los niños que poseen una inteligencia emocional desarrollada tienden a tener una mayor confianza en sus capacidades, lo cual les permite tomar mejores decisiones y tener relaciones más sanas con los demás.
Referencia: Revista Harker Centro Pediátrico - Edición 10.
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