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ENFERMEDAD DIARREICA AGUDA EN PEDIATRÍA

Hablemos de Enfermedad Diarreica Aguda (EDA) en Pediatría, tema importante, ya que cada año mueren en el mundo cerca de 10 millones de niños menores de cinco años debido, en gran parte, a unas pocas enfermedades prevenibles, cerca de 2 millones de estas muertes (aproximadamente un 20%) se deben directa o indirectamente a la enfermedad diarreica.

Siendo la segunda enfermedad más frecuente en la edad pediátrica, luego del resfriado común, prácticamente todos los niños sufren al menos un episodio de enfermedad diarreica en sus primeros años de vida. Usualmente, la EDA es benigna y autolimitada, prevenible y tratable fácilmente, pero tiene un potencial impacto en el estado nutricional en todos los niños y en especial en aquellos con riesgo, como los niños desnutridos.

La EDA se define como el cambio en el hábito intestinal de un niño, que resulta en una pérdida de heces más frecuente con consistencia disminuida, puede acompañarse de fiebre y/o vómito, por lo general dura siete días y nunca más de 14 días. El vómito, que con mucha frecuencia acompaña el cuadro, aparece al inicio de la enfermedad y continua, habitualmente, por uno a tres días.

La causa más frecuente de EDA es infecciosa, así, tenemos patógenos virales (Rotavirus, Adenovirus), bacterianos (Salmonella, Shigella, Campylobacter, Echerichia coli) y parasitarios (Giardias, Amebas, parásitos emergentes), sin olvidar las diarreas causadas por antibióticos, las intoxicaciones y las intolerancias alimentarias con la subsecuente maldigestión de azúcares de la dieta. La severidad del cuadro está ligada directamente al agente causal y a las condiciones del huésped.

Se conocen factores protectores como la lactancia materna, adecuada disposición de aguas residuales, suplemento regular de agua potable, así como la conservación y cocción de los alimentos, imprescindibles para la prevención de procesos infecciosos gastrointestinales.

La incubación de un proceso diarreico, cuando hablamos de etiología infecciosa, se da entre 4 a 10 días según el germen y el estado del hospedero. De esta manera se puede sugerir que la diarrea de aparición en menos de 6 horas puede ser por toxina preformada en casos de intoxicación alimentaria, y entre 18-72 horas por la mayoría de los virus, bacterias y algunos parásitos. La apariencia de las heces con moco o sangre, nos indica que el paciente presenta un padecimiento relacionado con un presunto origen infeccioso.

El uso rutinario del examen de heces no está recomendado y solo se solicita en caso de presencia de sangre y/o moco en las deposiciones, lactante menor de 3 meses, sospecha de enfermedad grave, paciente inmunocomprometido y persistencia de la diarrea por más de 7 días.

Los síntomas se pueden dividir entre los propios de la enfermedad y los dados por deshidratación, esta última, es la complicación más frecuente de la gastroenteritis y la que se debe prevenir con la reposición de las pérdidas por vía oral con sales de rehidratación oral (suero oral) únicas recomendadas para el aporte de agua y electrolitos secundarios a la diarrea. Como tratamiento coadyuvante se pueden indicar agentes probióticos y sulfato de zinc, no es necesario modificar la dieta del paciente, a menos que presente maldigestion de azúcares secundarios. La realimentación precoz está indicada en todos los casos y es beneficiosa para el paciente. Los antibióticos solo están indicados en casos de EDA por infecciones bacterianas.

Tomando en cuenta lo expuesto anteriormente, ¿cuándo se debe acudir al médico?

  • Paciente que no ingiere líquidos durante varias horas, o lo vomita todo.
  • Está orinando menos de lo habitual. Presenta algún signo de deshidratación: ausencia o escasez de lágrimas, boca seca, somnolencia.
  • Tiene fiebre alta de difícil manejo.
  • Presenta sangre en las deposiciones.
  • Diarrea que dura más de 7 días.

Por último destacaremos conceptos claves para tener presentes:

  • La diarrea es un trastorno pediátrico frecuente.
  • Los agentes infecciosos son la causa más frecuente.
  • Rara vez se requieren estudios complementarios en niños con enfermedades diarreicas agudas.
  • La deshidratación es probable, si la diarrea es grave o prolongada.
  • En la mayoría de los casos, la rehidratación oral es eficaz.
  • No se recomiendan fármacos antidiarreicos (p. ej., loperamida) en lactantes ni en niños pequeños.

Referencia: Revista Harker Centro Pediátrico - Edición 10.


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